Fue hace unos diez años, fue una situación muy común y en general no tiene nada de especial pero para mi lo tuvo.
Debajo de mi casa había una pequeña tienda de las de antes, que luego fue reemplazada por un chino años después.
Siempre que volvía del parque con mi madre entrábamos y me compraba algo, un peluche, un estuche, un libro de recortables, otro para dibujar o un simple lápiz. Me encantaba todo aquello que había, era como otro mundo y la dependienta se hizo mi amiga por lo que siempre me regalaba una piruleta cuando me iba. Tenía el pelo largo, negro y rizado,siempre estaba comiendo chicle y llevaba siempre unos pendientes de aro gigantes.Si la tuviera que comparar con alguien seria con una chica de finales de los ochenta.
Cuando llegaba a casa iba a la mesa de la cocina y me ponía a jugar, dibujar o recortar aquello que era nuevo para mi, la sensación que tenía era solamente de felicidad.
Me da pena decir que recuerdo esa sensación, ya que quiere decir que ya no la siento, solo se ha quedado en un rincón de mi cabeza y se activa a veces pero no del todo.
Ahora sentiré ilusión o algo parecido pero no es lo mismo, lo noto, sé que tiene que pasar algo muy grande para que vuelva.
Ahora acepto cosas nuevas sin más, como si en un momento u otro tuvieran que pasar. Eso no es vida, tendría que alegrarme. Antes no sabía que iba a pasar al día siguiente, era un misterio, ahora sé hasta lo que voy a hacer dentro de meses ya que siempre hago lo mismo, parece que tenemos que seguir todos un mismo sistema para llegar a aquello que nos hará felices pero ¿cómo nos va a hacer eso felices si llegamos sin saber y sin recordar qué es la felicidad?
Si tuviera que responder a qué es, diria que es lo que sentía cuando era pequeña.
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